Pesca deportiva de altura

No se puede decir que sea algo nuevo, pero sí que cada vez tiene más adeptos. La pesca deportiva de altura, o “big game fishing”, procura en cada lance capturar especies de gran tamaño: atún, pez espada, marlin… Es una afición que requiere de destreza, equipos cualificados y de navegación en zonas de paso o estancia de los grandes habitantes del mar.

Striped_Blue_Marlin

Desde tiempos inmemoriales el ser humano ha pescado en el mar, de hecho puede considerarse el motor precursor que nos llevó a navegar, el poder pescar especies diferentes, mayores y en mayor cantidad. Los grandes especímenes también han sido una constante, no hay más que recordar la pesca de ballenas hasta hace pocos años. Pero este tipo de pesca tiene su hermana menor en la náutica deportiva-recreativa.

La pesca deportiva de gran altura nació a finales del siglo XIX. Holder Charles Frederick escribió varios libros y artículos relatando emocionantes lances en busca de las piezas que precisaba pescar para sus estudios de biología marina. Esos textos invitaron a muchos lectores a seguir su estela y hacerse a la mar en busca de grandes ejemplares. Los primeros barcos de motor (el primero de ellos atribuido al astillero Lürssen) permitieron armarse con equipos de pesca y hacer navegaciones alejadas de la costa hasta los bancos de grandes peces.

Donde practicar pesca de gran altura

Las portuguesas Islas Azores, las Madeira (en menor medida) y las Islas Canarias son buenos lugares para practicar la pesca de gran altura sin necesidad de alejarse mucho del mar. No obstante, las diferentes especies habitan en hábitats marinos distintos.

Las islas de origen volcánico del Atlántico están rodeadas de veriles de profundidad en los que fácilmente se alcanzan las tres o cuatro cifras. Sus fondos repletos de grutas y caprichos geológicos son lugares ricos en nutrientes de los que se alimentan los grandes peces, siendo destinos adecuados para realizar estos lances. De hecho el sur de Gran Canaria es uno de los lugares preferidos por los amantes de la disciplina deportiva, cada día con más aficionados. Las aguas azules, picadas por los vientos alisios y las corrientes que se forman en la zona, hacen que las grandes especies acudan allí a alimentarse. La franja de mar situada entre Maspalomas y punta del Descojonado (perdón por el nombre) es un lugar predilecto para este tipo de pesca.

En el resto del mundo también hay lugares que merecen mención: el golfo de Maine en la costa este de Estados Unidos, cayos de Florida y sobre todo California; en Europa destaca el mar del Norte y la bahía de Jervis, en Nueva Gales del Sur (curiosamente), entre otros destinos.

Qué pescar

Atún rojo, atún blanco, pez aguja, barracuda, marlin, pez vela, pez espada, bonito… son algunas de las especies más habituales. Si se opta por las Canarias la mejor época para pescar túnidos y picudos es entre los meses de mayo y noviembre, aunque en cualquier época del año parten barcos alquilados armados con sus cañas en busca de los grandes del mar. Ya se sabe que en Canarias hay buen clima todo el año, dando ocasión para visitar Famara y el archipiélago Chinijo.

Técnicas de pesca

Obviamente no se trata de hacer el lance y esperar apaciblemente a que piquen, si bien hay algo de eso. La pesca de gran altura requiere de técnicas óptimas para obtener las especies. Se debe tener en cuenta que se han llegado a pescar ejemplares de más de trescientos kilos (hazaña atribuida al Edward Peel, y eso que no contaba con las modernas sondas de pesca).

En el trolling, técnica utilizada en la pesca deportiva de altura, los ejemplares se atraen con señuelos dispuestos a curricán, para después hacer los lances con cañas fuertes y robustas una vez que los peces se sitúan a popa de la embarcación. En Australia se utiliza una versión en la que se arrojan al mar señuelos sin anzuelos a la espera de atraer las capturas hasta el barco.

Aunque la mayor satisfacción de la pesca de altura es la lucha entre pescador y pez. Ese tira y afloja hasta que se consigue vencer la resistencia del trofeo e izar la pieza a bordo para capturar gráficamente el momento con la polaroid de turno y una sonrisa obtenida del orgullo y no de las ganas tras el enorme esfuerzo.

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