El 23 de noviembre de 2013 el pesquero de arrastre Nuevo Mugardos se disponía a arribar al puerto de A Coruña tras dos singladuras procedente de Gran Sol, donde había estado efectuando faenas de pesca. Pasadas las nueve de la tarde, próximo a la entrada en la ría de A Coruña, el pesquero embarrancaba provocando un episodio de contaminación marítima. La CIAM ha publicado el informe del accidente, del que todos podemos extraer lecciones.
Relato de los hechos
En el accidente marítimo del pesquero Nuevo Mugardos hay dos versiones, según recoge el informe. Por una parte está el relato de su patrón, un hombre experimentado, y por otra las conclusiones a tenor de la lectura del AIS y daños sufridos por el barco.
El Nuevo Mugardos es un pesquero de arrastre matriculado en lista 3ª, con base en el puerto de A Coruña. Su casco de acero tiene 37 metros de eslora y una manga de 8,70 metros, sumando un arqueo de 392 GT, con un motor de 675 caballos de potencia y sistema de gobierno de una hélice en tobera. El pesquero utiliza artes de arrastre de fondo con maniobra a popa, principalmente dedicado a la pesca de cigala. En el momento del accidente 13 hombres constituían la dotación del buque, estando en vigor toda la documentación administrativa de embarcación y tripulantes.
El día 23 de noviembre, en el momento de la embarrancada, el parte meteorológico coincidía con viento de 5 o 6 de componente ENE y una mar de fondo de marejada a mar gruesa de dirección NW y una altura de ola de 1 metro, habiendo visibilidad buena.
Según el relato del patrón recogido por las autoridades, media hora antes de proceder a la recalada a puerto (HRB 2100) el barco navegaba al 147 verdadero, encontrándose a tres millas de la enfilación de entrada a A Coruña. El jefe de máquinas ocupaba su puesto realizando tareas de comprobación en la máquina del buque, mientras la tripulación se ocupaba de las labores de preparación para la descarga de las bodegas. A HRB 2126 el patrón dice que desconectó el piloto automático pasando a gobierno manual, sin obtener respuesta, por lo que avisó a la máquina ordenando disminuir la velocidad; demasiado tarde, según se desprende, pues la nave embarrancó en punta Herminia provocando una vía de agua en uno de los tanques de combustible de proa.
Para la CIAM, Comisión de investigación de accidentes e incidentes marítimos, el relato de los hechos no se corresponde con los datos recogidos por el AIS, Sistema de identificación automática. Según los datos, que se pueden consultar en las páginas de localización de barcos, el Nuevo Mugardos siguió en todo momento una derrota de 147º a una velocidad de 8 nudos, aún superado el punto de recalada para tomar la enfilación de entrada a la ría de A Coruña, marcada en demora 108º.
Una vez rescatado el barco, labor en la que intervinieron dos helicópteros y tres embarcaciones, se dispuso en marina seca, comprobándose los daños sufridos. La vía de agua en el tanque de combustible se reparó sin mayores consecuencias, aunque la Comisión pone el punto de atención en el timón que, aunque deteriorado por la embarrancada, no mostraba signos de mal funcionamiento en ninguna de sus partes, como tampoco lo mostraban el “tiller” de cambio de gobierno automático a manual.
Lecciones aprendidas
Lo primero que habría que destacar es que el relato del capitán no se corresponde con los “chivatos” de a bordo. No sirve de nada camuflar la verdad. En el AIS no se aprecia ninguna variación del rumbo ni de la velocidad, por lo que la CIAM achaca el accidente a falta de vigilancia en el puente en el momento de la recalada, junto con un exceso de confianza en el piloto automático.
Con este informe la CIAM vuelve a poner de manifiesto la necesidad de cumplir estrictamente el Reglamento de abordajes (vigilancia eficaz) y el Convenio STCW, al tiempo que manifiesta el riesgo de utilizar el piloto automático en posiciones próximas a una recalada. Por suerte, este accidente no tuvo las nefastas consecuencias que sí tuvo el accidente de la lancha Milly.
Más información: Informe del accidente del Nuevo Mugardo.
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