Principios básicos de la navegación a vela

La propulsión a vela es un estilo natural de navegación que acerca al patrón y a los componentes de una tripulación a los principios básicos de una forma histórica de desplazarse y de viajar y a infinidad de sensaciones que se dan cita de manera variable entre el mar, la tierra y el cielo.

El motor elemental de la navegación a vela es la propulsión que proporciona el viento y que la mejor combinatoria de velas acierta a captar para convertirla en rendimiento máximo. Unas velas, que se tensan y se destensan para gobernar ese impulso del aire con la ayuda de las jarcias, aparejos que operan de manera similar a como lo hace el timón de gobierno bajo el agua. Las velas orientan un desplazamiento controlado.
navegando con velero
El patrón ha de estar, en cualquier caso, siempre muy pendiente de las condiciones variables del viento además de las de la mar. La situación ideal en cualquier desplazamiento a vela, qué duda cabe, es la de empujada, en la que el aire sopla desde atrás, desde la popa y las velas impulsan la embarcación de manera natural hacia adelante.Sin embargo, el aire que llega a las velas desde otras direcciones desarrolla un comportamiento diferente en el velamen para el que la tripulación ha de adaptarse sobre la marcha con la finalidad de mantener el rumbo y para lograr un aprovechamiento máximo de las condiciones más favorables.
Se trata de realizar movimientos de orientación de las velas con el tensado y destensado de las jarcias, con el añadido de nuevas velas, para, en realidad, conseguir el mismo efecto de deslizamiento, impulso y sustentación que están presentes en la navegación aérea y en alas y rotores.Para un profano, navegar a vela en una embarcación contra el viento puede parecer contrario a la lógica, algo difícil de entender, pero es algo que resulta común a la física que gobierna los impulsos mismos de las alas.La forma ahuecada y orientable de las velas ofrece la posibilidad de generar espacios de baja presión en la parte del velamen situada a contraviento, y, lo contrario, presión en la parte orientada al viento que acaba generando empuje positivo.

Orientaciones de los vientos

Las navegaciones con orientaciones diferentes de vientos tienen toda una terminología apropiada en la mar. Así, navegar en ceñida es hacerlo en dirección a una procedencia del aire en ángulo cerrado; hacerlo del través es gobernar la nave con viento de lado, de unos noventa grados; las navegaciones amuradas resultan de recibir el viento de babor o de estribor, de derecha o de izquierda; la de un largo es cuando se acoge aire de impulso de la aleta (punto entre el través y la popa); descuartelar viene a ser cuando se navega indistintamente con viento de ceñida y del través; y de popa, por supuesto, con aire e impulso procedente desde detrás de la embarcación.

Así, bajo esta serie de condiciones, la tendencia de las velas técnicas en la actualidad es la de alcanzar un punto de excelencia con nuevos materiales que reúnan bajo un mismo tipo de vela resistencia, rigidez y ligereza con la finalidad de mejorar la eficacia y la durabilidad del velamen en cualquier condición de viento y de mar.

El diseño del Casco

Pero un sistema de velas no representa ninguna garantía para mejorar la propulsión sin un casco que esté a la altura del diseño del velamen y no se corresponda con él.

El principio básico es el que dice que el perfil del casco de la embarcación de vela debe sujetarse al agua, pero también ofrecer buenas condiciones hidrodinámicas para facilitar un óptimo desplazamiento y deslizamiento en el medio líquido.

Longitud del casco, eslora y manga de la embarcación, los pesos y la forma de la quilla que es parte del equilibrio y de la sustentación de todo el conjunto; deben ajustarse a unas proporciones combinadas cuyas variaciones son objeto de estudios, de pequeñas y grandes revoluciones en el arte de navegar que dan a la vela una parte de sus muchas condiciones dinámicas.

Las embarcaciones de vela deben tener proas afiladas para cortar el agua y garantizar una optimización del deslizamiento, pero, al mismo tiempo, popas (espejos) situadas fuera del agua para restar resistencia. Una superestructura alta y un casco profundo son factores que generan resistencias similares que ha de equilibrar todo diseño de embarcación.

Para evitar que se produzcan desplazamientos acusados del rumbo no deseados, se modelan quillas que generan resistencias controladas, lo mismo que aletas fijas o móviles, que se introducen en el agua o que varían su orientación para corregir desviaciones.

Los patrones más experimentados son capaces de percibir cada uno de los defectos de una embarcación que se dejan ver de forma apenas perceptible y que son parte del reto, del encanto y de la naturalidad de la navegación a vela.

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