La tecnología CHIRP llega a las ecosondas

Si estás pensando en comprar una ecosonda o un radar para tu barco, probablemente te encuentres con modelos que incluyen una nueva tecnología, el sistema CHIRP, del que aquí nos hicimos eco por primera vez cuando presentamos la sonda Dragonfly de Raymarine. Los sistemas CHIRP, acrónimo del inglés: Compressed High Intensity Radar Pulse, mejoran notablemente los resultados de los equipos de navegación a bordo, ofreciendo calidad de imagen y más riqueza en la información. En realidad no se puede decir que sea algo nuevo, puesto que se comenzó a utilizar con fines militares en los años 50. Los buques oceanográficos también sabían hace tiempo de esta tecnología, pero ha sido en los últimos años cuando ha llegado a la náutica recreativa, entrando en nuestro mundo de la mano de las ecosondas y radares.

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Diferencias entre ecosondas tradicionales y con tecnología CHIRP

Los radares tradicionales utilizan las microondas emitidas a través del magnetrón, mientras las ecosondas usan vibraciones producidas en transductores cerámicos. En ambos casos el rango de frecuencias es muy limitado, quedando los resultados reducidos a las longitudes de ondas de frecuencias fijas y ráfagas de tono. Los ejércitos, impulsores en muchas ocasiones de la tecnología naval, vienen incorporando a sus buques dispositivos capaces de transmitir en varias frecuencias y tonos a la vez. Esta tecnología hasta ahora cubierta por un manto de “secretismo” llega a la náutica comercial y recreativa aportando interesantes novedades.

En una sonda tradicional el transductor emite ondas a 50 o 200 kHz. Un transductor CHIRP es capaz de emitir y “escuchar” al mismo tiempo dos paquetes de ondas de los tres posibles: de 40 a 75 kHz, de 75 a 130 y de 130 a 210 KHz. ¿Qué implica esto? Pues que se gana en definición del fondo, siendo capaces de distinguir estructuras de pecios con total claridad o el perfil del lecho como nunca se ha visto, además de distinguir los peces pequeños unos de otros, aún cuando están muy próximos. Para verlo más claro vamos a estudiar un ejemplo. Un transductor emitiendo a 200 kHz realiza pulsos de 500 microsegundos, lo que equivale a una longitud de onda de 69 centímetros. Esto significa que la sonda nos muestra tramos de 69 centímetros, no discriminando entre dos peces que se encuentren en ese espacio, sino que los considera como uno solo de mayor tamaño (con suerte, el software interpreta la cantidad de peces por el tamaño del eco). La alternativa es optar por la frecuencia de 50 kHz, con la que se transmite mayor energía a la vertical del agua y se obtiene mayor penetración, llegando a fondos más profundos, pero perdiendo detalles de las capturas. Así una menor frecuencia implica mayor profundidad, pero menor resolución.

En las sondas de pesca dotadas con tecnología CHIRP desaparece esa disyuntiva. Se transmite menos potencia de pico, pero en un mayor ancho de banda, por ejemplo frecuencias entre 130 y 210 kHz. El uso de los patrones digitales que ofrecen los transductores CHIRP logran una resolución sin precedentes, como se puede apreciar en estas imagen reales tomadas de pecios y fondos marinos gracias a una ecosonda Raymarine con transductor CHIRP.

Una ecosonda con transductor CHIRP permite obtener una buena calidad de imagen en fondos de 3300 metros, con la opción de trabajar el transductor en modo doble, con lo que se pueden tener dos rangos de frecuencias, uno en cada pantalla o en pantallas divididas si la multifunción lo permite, viendo el fondo y las posibles capturas en imágenes diferentes. Gracias a que estos transductores pueden emitir en frecuencias altas y bajas al mismo tiempo, teniendo mayor profundidad, con menos energía, mejor imagen y menos ruido. Lo que permite ubicar a las posibles capturas sin molestarlas.

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