La búsqueda del tesoro: geoposicionamiento en el mar, geolocalización en tierra y el hallazgo final con Geocaching

Hace bastantes años leí en una publicación la noticia de la predicción tecnológica de los videoteléfonos. Me parece recordar que era Japón quién primero dispondría de ellos, según comentaba el artículo. Hoy en día es una realidad y casi nadie hace caso, es más, apenas se utilizan desde los móviles. Sin duda alguna muchas relaciones interpersonales –privadas y profesionales- se realizarán por estos medios, sólo falta que les llegue su momento y falta poco.

De igual forma, cuando me comentaron la cantidad de dispositivos de geoposicionamiento en el mar y las posibilidades para la navegación de ocio y profesional que esto permitía me pareció grandioso. Rutas marinas de interés turístico y gastronómico, horarios predecibles, navegación segura, optimización del combustible, alejados de inclemencias climáticas, etc.

 

Ahora se abren otras posibilidades, esta vez en tierra, pero que pueden tener un enlace lógico entre unas y otras.

 

En las ciudades se están desarrollando cantidad de aplicaciones basadas en la geolocalización: ofertas, rutas turísticas, servicios de taxis, restaurantes por proximidad, etc. Un sinfín de utilidades que se activan cuando te detectan el bluetooth o cuando buscas algún perfil de restaurante o producto/servicio concreto desde un punto geográfico concreto y declarado por medio de algún software en el móvil. En definitiva, son posiciones geográficas a las que se pueden añadir un valor.

 

¿Se imaginan una ruta turística utilizando una embarcación de recreo que te lleva -siguiendo una lógica turística- por mar y tierra en cumplimiento de dicha ruta? Incluso se puede dar rienda suelta a cada participante y en un momento convocarles en un punto del que vamos a saber a qué distancia están, sean millas marinas o metros. Si damos rienda suelta a la imaginación se pueden crear grandes experiencias y todo ello supervisado en horario por el seguimiento de satélites y antenas de telefonía móvil.

 

Como aplicación de estos sistemas aparece el Geocaching, es un juego de “busca del tesoro” que se orienta a objetos o a sitios (establecimientos como tiendas y restaurantes son los habituales involucrados). Hay redes mundiales, regionales y locales con sus propios “tesoros” que llaman “geocaches”, incluso se realiza seguimiento de objetos (es típico cambiar el “tesoro” encontrado por otro tuyo y después seguir por qué parte del mundo circula ahora el que tú dejaste). Lo único que necesitan los participantes es un pequeño GPS y entrar en una web de una red de Geocaching para saber qué buscar. También puedes esconder tus propios “tesoros” bajo la lógica de una ruta de interés para tus amigos o clientes.

 

 

 

Ya se sabe como somos las personas, siempre en busca de experiencias y emociones, de retos, de incertidumbre controlada y juegos.

Hay muchas más aplicaciones bajo estás tecnologías, el único límite es la creatividad. El tablero de juego es el mar y la tierra.

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