La inquietud del ser humano por conocer y explorar nos ha llevado a lugares increíbles y nos ha ofrecido aventuras que se han narrado de generación a generación desde el principio de los tiempos. Sin embargo, el mar sigue siendo un territorio inhóspito y poco conocido para el hombre. Lo que nos atrae aún más hacia él y los secretos que aún quedan por descubrir. Debe ser por eso que somos muchos los que un día decidimos enfundarnos un traje, tomar aire y sumergirnos bajo la superficie marina.

Tipos de buceo
Podemos diferenciar dos tipos de buceo en atención a sus finalidades y equipos. En el buceo libre, también conocido como apnea (sin aire), las inmersiones suelen ser cortas y a poca profundidad. En estos casos los submarinistas se valen de su propia capacidad pulmonar para suministrar el aire que requiere su cuerpo durante la inmersión. Es una modalidad para la que hay que estar bien preparado y entrenado. Por otra parte está el submarinismo autónomo, en el que se cuenta con reservas de aire comprimido en una botella. Lo que permite hacer inmersiones más largas y a mayor profundidad.
Equipo básico de buceo
Máscara: Son similares a la gafas que alguna vez tuvimos de niño para hacer nuestras pequeñas inmersiones. Las máscaras o visores de buceo permiten crear una cámara de aire entre los ojos y el agua, de manera que la visión se optimiza. Sin ellas las imágenes son borrosas, dado que la luz se refracta al entrar en el agua y nuestro ojo no está preparado para codificarla. La máscara debe incluir a la nariz, a fin de evitar el efecto ventosa, mediante el equilibrio de presiones.
“Esnórquel”: Es el nombre que recibe el tubo con forma de bastón que se utiliza en el submarinismo de apnea. Aunque los hay muy básicos, también es posible comprarlos con válvula para evitar la entrada de agua, sistemas de purgado, rígidos, flexibles…
Traje de buceo: En el submarinismo libre (sin equipo autónomo), este elemento supone la mayor inversión. Aunque no es necesario en todos los climas sí que es recomendable llevarlo, puesto que protege de roces, golpes, contacto con medusas e, incluso, ataque de peces.

Los trajes de buceo pueden ser de dos tipos: secos y húmedos. El traje seco es totalmente estanco. Tiene protecciones en los puños de manos y pies, soliendo incorporar unos escarpines a modo de calcetines. La cremallera también es estanca, con lo que se consigue que el cuerpo se mantenga seco y no disminuya su temperatura por el contacto con el agua. Por su parte el traje húmedo no es estanco, por lo que el agua puede entrar en contacto con el cuerpo. La razón principal del traje es proteger del frío, prevenir la hipotermia. Con lo que habrá de valorarse en cada caso cual es la mejor opción, considerando la temperatura de las agua donde vayamos a hacer submarinismo.
Lastre: El traje de buceo confiere un tanto de flotabilidad que hace que nuestra densidad disminuya. En consecuencia nuestro cuerpo tiene tendencia a flotar en el agua. Para paliar ese efecto los buceadores utilizan lastre. Que puede estar presentado en un cinturón o incluido en un chaleco. Sea como sea la cantidad de lastre debe ser proporcional a la densidad del agua (dada por su salinidad) y a nuestras propias características y la de nuestro equipo. En el buceo autónomo la cantidad de lastre es mayor para paliar la pérdida de peso que experimenta la botella de aire a consecuencia del consumo durante la inmersión.
Aletas: Son el elemento fundamental para proporcionarnos desplazamiento en el entorno subacuático. Las hay abiertas, que se ajustan al pie mediante un correa, y cerradas que se calzan cual si fueran zapatos. Con estas últimas se requiere usar lubricante para prevenir rozaduras propias del movimiento de natación.
Elementos complementarios
Con el equipo que llevamos descrito se pueden hacer inmersiones seguras, teniendo siempre en cuenta nuestras propias limitaciones. Sin embargo, la práctica de este deporte nos llevará a evolucionar. Por lo que pronto podremos incorporar un equipo de respiración autónoma, dotado de chaleco, botella de aire comprimido, reguladores, etcétera. Pero esto quizás nos dé para otra ocasión…
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