A muchos de nosotros, marinos que encontramos en el mar un aliento de vida, nos gusta pasar largos ratos junto a puertos y paseos en los que contemplar el lento deambular de los barcos cuales enormes mastodontes flotando sobre las aguas. Algo parecido debió sentir el marino que hoy os presento (para quienes no lo conozcan), cuando a los nueve años pasaba las tardes con la mirada puesta en el puerto de La Luz, el de Gran Canaria.
Me permito reservarme el nombre de este pintor de vocación marinera cuyas obras han llamado mi atención en el diario trajín de consultar una tras otras las páginas de temas marítimos; así que le llamaremos como él se presenta: El ilustrador de barcos. Bajo este sobrenombre se esconde un hombre amante del mar y sobre todo de cuantos buques navegan en él.
Ahora me siento culpable por no conocer las técnicas de pintura y poder describir la labor de pincel que hace este noble marino. Por lo que solo me cabe señalar que los trazos de sus acuarelas buscan “captar el sentimiento de aquellas personas que añoran o atesoran en su memoria un barco”, según sus propias palabras. Marino de vocación tardía, este ilustrador de barcos dedica el tiempo libre que le brinda la profesión de oficial de la Marina Mercante a pintar cuantos barcos hubo bajo pabellón español, pero también los que a día de hoy navegan por la aguas de nuestro tiempo, independientemente de la bandera que luzcan en popa.
El ilustrador de barcos es capaz de captar momentos como si fueran frágiles fotografías realizadas en la memoria. En sus obras, las jarcias se muestran firmes y los barcos conservan las proporciones que tuvieron en su vida original, con sus detalles reflejados con pulcritud, los colores propios de amasijos de hierros expuestos a las inclemencias del mar, la chimenea humeante mostrando el distintivo de la naviera, algún marinero fumando en el alerón del puente a la espera de que el práctico suba a bordo y puedan proceder a arribar a puerto…
Las pinturas de El ilustrador de barcos tienen el poder de transmitir emociones, recuerdos, la memoria de otra época en la que la España miraba al mar y la Marina Mercante era un emblema para el país. Hoy su obra nos recuerda aquellos días.
Pero no hay que quedarse con la afrenta del tiempo. El ilustrador de barcos nos invita a disfrutar de los buques, embarcaciones y veleros que hoy recorren nuestras costas. En su página web elilustradordebarcos.wordpress.com muestra una extensa galería que va incrementando con cada período vacacional que pasa en su Canarias natal. Los barcos de pasaje, los mercantes, los pesqueros, los de vela clásica, los grandes veleros, los puertos, radas, bahías y los siempre silenciosos faros, son los protagonistas de su obra, a la que suma las solicitudes de los que acuden a él.
No se puede decir que El ilustrador de barcos pueda vivir de la pintura, aunque sus obras bien merecen que así fuera. Él se decida a navegar, y como marino cuando embarca pierde el hilo de comunicación con tierra para centrarse en su trabajo, sin embargo en su blog están sus datos de contacto para poder hacerle pedidos. Una oportunidad, a buen precio, de contar con ese barco que nos impresionó de niño o, porqué no, con nuestra propia embarcación inmortalizada en una acuarela única y original.
Y para los que quieran ver como este marino se convierte en pintor, no se pueden perder los vídeos en los que plasma la silueta de las moles marinas con su particular técnica de pintura rápida, cómo surge la magia, cómo aparecen los barcos en el blanco papel como saliendo de un banco de niebla.
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