Me gusta pensar que mi barco espera cada día mi visita y que le gusta salir a navegar y que lo luzca en el pantalán del puerto. Una actitud que aunque se podría considerar exagerada es compartida por muchos amantes de la náutica, para los que el barco es “la niña de sus ojos”.
Pero para tener un barco impoluto, de esos que crean el mismo efecto que las grandes motos que están aparcadas en la aceras, hay que dedicar mucho tiempo y cuidado. Especialmente si la embarcación es de madera. El barnizado es la labor más importante para estas cubiertas y cascos. Es una operación precisa que hay que hacer con sumo cuidado. La experiencia me ha enseñado a base de errores, por eso para prevenir daños a la madera voy dar unos consejos prácticos para barnizar una embarcación.
Preparar la superficie
Un buen acabado comienza por una buena base. Pero antes hay que decidir qué tratamiento le corresponde a nuestro barco. Hay dos tipos de mantenimientos para la madera, un mantenimiento anual donde se aplica una o dos capas de barniz sobre la anterior, considerando que esté en un buen estado, y un mantenimiento a fondo donde hay que desprenderse del barniz anterior. Vamos a considerar el peor de los casos, que es más común de lo que quisiéramos.
- Antes de reparar los arañazos comprueba que tienes todas las herramientas necesarias, sobre todo papel de lija, que es aconsejable cambiar con frecuencia para que esté limpio.
- Si vas a utilizar una espátula lima las esquinas, para evitar hacer más arañazos de los que tiene el casco.
- Repara los rasguños y utilizar blanqueador o tinte, según interese, para equilibrar los tonos de la madera.
- Comienza utilizando lija de grano grueso (180/220) y ve reduciendo progresivamente hasta terminar con hojas de grano fino (320/400).
- No lijes en húmedo salvo al principio. Es una técnica muy abrasiva con la madera.
- Si no tienes prisas haz el trabajo a mano. Los decapantes químicos pueden ser peligrosos, además de blanquear la madera y manchar los plásticos y metales.
Elegir el momento adecuado
Al igual que para pintar la obra viva del casco, el barnizado requiere su tiempo, y la paciencia es la mejor consejera. El mejor resultado se consigue cuando la temperatura ambiente ronda entre 12 y 18 ºC, con una humedad relativa del 50 %.
- Barniza en un recinto cerrado o protege el barco de las inclemencias. El polvo y la humedad son los mayores enemigos de un buen acabado.
- Las mañanas son el momento más adecuado para barnizar, especialmente si se prevé un día seco. De esta forma se evita la humedad de la noche que daña el brillo.
Manos a la obra
Una vez que está todo dispuesto y el tiempo acompaña es la hora de ponernos manos a la obra. Pero no están demás algunos consejos para no meter la pata.
- El barnizado más gratificante y del que te sentirás más orgulloso es el que se hace a mano, con brocha. Pero puedes utilizar un rodillo de espuma para una primera capa.
- Evita que se formen burbujas en el barniz: no agites la lata ni remuevas con la brocha. Si no es homogéneo es que está deteriorado, no lo utilices.
- No mojes la brocha en la lata, utiliza un recipiente y vierte solo la cantidad que vayas a utilizar. Así evitarás que se pueda contaminar y que se seque.
- Antes de comenzar a barnizar comprueba en un trozo de madera que es el resultado que quieres, no serás el primero que se lleva una ingrata sorpresa.
- Si vas a utilizar un disolvente para diluir el barniz sigue estrictamente las instrucciones del fabricante. Pero la última capa aplícala pura.
- No barnices una superficie expuesta directamente al sol. No solo es desaconsejable para el que hace el trabajo, sino también para la madera.
Realizar estas labores de mantenimiento uno mismo ayuda a crear fuertes lazos con el barco y a conocer todos sus defectos y virtudes. Además de ser un trabajo muy gratificante.
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