TÉCNICA: JIGGING EN AGUAS ABIERTAS (parte I)

Dentones, serviolas, bonitos, llobarros… Son piezas que, gracias al jigging, podemos conseguir con una relativa «facilidad».

Mucho se ha hablado ya de esta técnica y de sus «excelencias» en fondos rocosos y no muy profundos. Pero…¿qué ocurre cuando nos trasladamos unas cuantas millas mar adentro, y dejamos caer nuestros jiggs hacia fondos de mas de 1000 metros?

Pongámonos el cinturón de combate y vamos a comprobarlo…

Sabemos ya lo que ocurre cuando una serviola de 3 ó 4 kilos tira de nuestro jigg hacia el fondo con la intención de rozar el hilo con las rocas partiendo el mismo y así recuperar la libertad.

Buenos combates que muchas veces ponen a prueba nuestro equipo y nuestros nervios.

Aunque esta pesca es diferente…..un pez espada o similar de 30 a 80 kilos con un jigg clavado en la boca, con más de un kilómetro de agua debajo de él para huir y al otro extremo de la línea uno de nosotros intentando pararle suena emocionante y lo es.

Emocionante, sí. Sencillo, no…pero no es imposible.

Veamos como:

Dónde y cómo localizarlos.

La mejor manera para localizar a los grandes peces en aguas abiertas es utilizar un radar digital HD (Alta definición)  con  sistema de barrido “Vista de pájaro” como el nuevo Radar Raymarine, que detecta en un radio de muchas millas donde están alimentándose  las aves, o bien visualmente, cuando están comiendo en superficie, donde las salpicaduras y un nutrido grupo de gaviotas con sus chillidos y frenético vuelo en círculos, nos marcan la posición exacta del banco.

También es posible localizarlos haciendo el curricán, preferentemente sobre fondos de 1000 a 2500 mts pasando sobre cañones y montañas submarinas, lugar de querencia de estos grandes peces.

El hecho de que se concentren en estas zonas se debe a que las corrientes marinas chocan contra estas “paredes” de roca, creando así diferencias en la temperatura del agua, o “termoclimas” concentrando, como consecuencia, el zooplacton, alimento de pequeños peces, que a su vez son el sustento de los depredadores que pretendemos capturar.

Evidentemente, localizar pescado a más de 1000 mts de profundidad estaba al alcance de muy pocos.

Profesionales con potentes (y carísimos) módulos de sonda y transductores tipo “ovni”  (que, a su vez, se componen de un gran grupo de pequeños transductores) eran los únicos que lo conseguían.

Hasta ahora…

Raymarine y su nuevo módulo de sonda CHIRP “Clear Pulse” nos permitirá barrer fondos de hasta 10.000 pies (3.000 metros aprox.) con una precisión digna del más caro de los equipos, pero con un precio más que asequible.

El CHIRP, no sólo nos permitirá “ver” a tan grandes profundidades, sino que en fondos de entre 20 y 500 mts, distinguiremos los peces grandes de los pequeños, escogiendo así, dónde debemos lanzar nuestros aparejos, con el consiguiente ahorro de tiempo y combustible.

También incluye un modo “zoom” que nos permite ampliar cualquier punto de interés de nuestra  pantalla.

Acción de pesca

Para localizarlos al curricán, debemos pescar con señuelos tipo «Halco» de 19 cms «Láser Pro», que aguantan perfectamente la velocidad de aprox. 8 nudos con la que debemos navegar, o bien con plumas, usando excitador o sin él, de las muchas variedades que existen en el mercado.

Los colores a usar en el caso de los peces artificiales son los naturales, como el plata, blanco e incluso rojo para simular un pez herido y sangrando,  en días claros y los fluorescentes , tipo pistacho, amarillo o lila o negro, en días nublados.

 

En el caso de las plumas, las de colores blancos, rojos y negros con muchos brillos, con cabezas anacaradas blancas y rojas, o transparentes tipo «cristal» son las que mejor resultado nos darán.

No obstante estas son directrices generales, pero en la pesca no hay nunca certezas al 100%.

Lo que sí debemos llevar siempre con nosotros es un buen número de señuelos repetidos y en el momento en el que se produce la picada, intentar poner el máximo de muestras iguales a la que ha conseguido engañar al pez.

Una vez que uno de los peces pica, debemos reducir la velocidad al mínimo e ir recogiendo la caña sin prisas, manteniendo el pescado lo máximo posible cerca de la popa.

Mientras esto ocurre, los otros pescadores deben sacar rápidamente las cañas de curri que aún están en el agua, coger sus cañas de jigging y dejar caer los jiggs por los laterales de la embarcación a unos 20 mts de profundidad y dar frenéticos tirones hacia arriba recogiendo al máximo de velocidad del carrete.

Al ser los depredadores una variedad que caza en grupo, se abalanzarán hacia nuestros señuelos sin recelo, al ver al que tenemos clavados en la caña de curri tan cerca del barco, nadando aparentemente con normalidad.

En el caso de localizar el pescado por medio de averíos de gaviotas el modo a actuar será el siguiente:

Nos acercaremos con sigilo con los motores al mínimo, e intentaremos adelantar al banco y pararnos en su trayectoria. Una vez detenidos, y haciendo el menor ruido posible dejaremos caer nuestros jiggs a diferentes profundidades hasta localizar el pescado.

Sin duda, los peces se sumergirán unos metros en cuanto vean que la embarcación se acerca. Permanecerán allí tranquilos. Sólo hay que provocarlos con nuestras muestras, hasta que piquen.

CONTINUARÁ…

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