La isla de la basura, el séptimo continente, basurero flotante, remolino de basura y no pararíamos de colocar denominaciones a esa área creada artificialmente por la dejadez humana. Esa gran masa de desperdicios gira en el sentido de las agujas del reloj con una lenta cadencia que continua aglutinando más restos de plástico provenientes de las corrientes marinas y de lo que hemos ido abandonando o arrojando, tanto desde los barcos como desde las costas.
Fue descubierto relativamente hace poco, en el año 1997 por Moore, un explorador que navegaba por esa zona participando en una competición y pasó desapercibido durante tanto tiempo por que los satélites no lo detectaban ya que el área de basura es transparente desde la altura al encontrarse esta extensión de plásticos y residuos varios inmediatamente debajo de la superficie del agua, Sólo es perceptible en toda su dimensión desde la cubierta de los barcos, tiene aproximadamente 22 mil kms de perímetro, 3,5 millones de km2 de superficie y uno 30 metros de profundidad. Unos lo comparan con el estado de Texas, otros con India, da lo mismo, lo que indigna es saber que hemos llegado a ese estado de abandono de nuestros desperdicios y que la propia naturaleza sea la que ha creado con sus corrientes marinas un vórtice descomunal de desechos.
El plástico tiene unos efectos nocivos determinantes al ser tragados por las aves y mamíferos marinos confundiéndolos con presas. Infinidad de ellos han sido encontrados muertos con el estómago lleno de esos restos.
También esa gran masa de plástico hace de concentrador químico, uniendo todos los contaminantes orgánicos persistentes que entran en la cadena trófica.
Varios programas de limpieza
Este problema necesita una urgente solución, existen varios programas de limpieza aunque dado el volumen y la cadencia de abandono de desperdicios, si no nos concienciamos, todos estos desechos aumentarán exponencialmente su extensión.
Uno de estos programas es el Proyecto Kaisei, planeta oceánico en japonés y que da nombre al barco de esta ONG que se dedica a recoger los desperdicios que encuentra en el Pacífico.
También participa en este proyecto la compañía Convanta relacionada con la gestión de energías renovables.
Pero el vórtice de basura del Pacífico no es el único, también en el Atlántico norte se encuentra otro y otro más en el mar de los Sargazos, aunque el primero es el más grande en extensión de todos ellos. Y en España, a menor escala existe el del estrecho de Gibraltar.
Un problema añadido es la propagación de especies invasivas que apoyándose en la superficie de plástico creado se desplazan a grades distancias colonizando ecosistemas distintos a sus hábitats naturales.
La información sobre este “continente” artificial de residuos de toda clase es inmensa en Internet, lo que se debería aumentar sin embargo es la concienciación, especialmente a bordo de todo tipo de barcos, plataformas y actividades del litoral.
Sin ello continuaremos estando a merced de nuestras propias barbaridades.
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