El temporal siempre notario del desaliento y también de la admiración.

Cuando subes a bordo puedes disfrutar pero también morir.

Desde el puerto al contemplar la gran llanura acuosa llena de calma donde solo algunos borreguillos de espuma aparecen fortuitamente, sientes que la mar es tuya y sus distancias pierden referencia creyendo todo a tu alcance.

Te arropa un gran sosiego y todo lo que percibes te lleva a la ensoñación.

Cuando ya en alta mar con el agua abracando todo el horizonte circular, de repente, sin que nadie le invite, el ulular de un viento que rápidamente sube en intensidad y que ha aparecido sin previo aviso te hace sentir de nuevo que eres un fugaz mortal.

Comienza toda a transformarse, a tomar un color gris metalizado, donde agua y nubes, cielo y mar se abrazan sin saber cuál es su línea divisoria.

La espuma ya no lo es, perdió su clara figura, ahora se ha convertido en una alocada masa de salitre y rociones.

El agua aborda la cubierta sin permiso y lo inunda todo en su acometida.

Tu cuerpo comienza a sentirse maltrecho, como si los órganos se quisieran salir y escapar de forma autónoma del lugar que les corresponde.

Las olas te abrazan aunque tú no lo desees, a ellas les da lo mismo tu parecer.

El bramido se hace insoportable, aguantas al timón pero tu única idea es desaparecer, volverte incorpóreo.

Sientes morirte en tu atroz y sobrevenida experiencia.

Voces o algo que se lo parece crees que dicen que te marches.

La mar no quiere espectadores cuando grita, cuando se revuelve y aúlla.

¡Vete, vete! …..Pero no te vas, soportas, aguantas, sufres, te mantienes.

Olvidas tu insignificante existencia, no eres nadie en esos momentos.

Añoras la muerte porque en ella vislumbras el descanso.

Después, roto por los bandazos y pantocazos, cuando la llanura inicial vuelve a emerger, notas dolorosamente, pero con otro tipo de aflición, esta vez simplemente existencial, lo frágil que llega a ser tu engreída y vanidosa  realidad.

Regresas a puerto y por si acaso no miras atrás.

Al día siguiente la percepción de la mar ha vuelto a impregnarte de admiración y anhelo por regresar.

……….Y vuelves……..

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