Las anclas de las embarcaciones deportivas que fondean en el litoral mediterráneo arrasan los hábitats marinos.
A bordo de una embarcación cuando fondeamos, el ancla arañará, arrancará y dejará herido el fondo sin que nosotros siquiera seamos conscientes de ello.
No solo la pesca de arrastre causa estragos en el fondo marino, también la navegación deportiva.
Praderas de posidonia y poblaciones de nacra están al borde de la desaparición.
Dos estudios científicos.
Dos estudios científicos aportan las pruebas que el año pasado la UE desestimó inicialmente para que la política del gobierno balear fuera claramente mejorable en cuanto a la prevención de los fondos marinos.
Uno de ellos ha sido realizado por Oceansnell mediante un sonar de barrido lateral y tomas de televisión submarina con georreferencia.
Su análisis de la situación de la posidonia en el Parque de Ses Salines, zona protegida de la UE declarada Patrimonio de la Humanidad en 1999 se ha presentado en Cartagena durante el pasado mes de mayo.
El otro estudio llevado a cabo por el CSIC y la Universidad de las Islas Baleares se ha centrado en la destrucción de las poblaciones de nacra –molusco bivalvo- dejando constancia de la diferencia de densidad de dichas poblaciones entre las zonas donde se deja fondear y donde no se permite.
Necesidad de actuaciones para evitar el deterioro.
El alto valor ecológico de las praderas de posidonia no ha logrado aún que la administración autonómica renueve el programa que tenía sobre instalación de boyas de amarre allá donde se debe evitar el deterioro de dichas praderas a causa de los fondeos.
Con dichas actuaciones se podrían compaginar perfectamente el respeto al medio ambiente marino y las maniobras de la navegación deportiva.
Aunque desgraciadamente con la amenaza de la mal llamada crisis, cualquier justificación viene como anillo al dedo para olvidar los compromisos y obligaciones que tenemos con el medio ambiente.
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