Cómo alargar la vida de las velas

Confieso que puestos a elegir prefiero la navegación a motor que la navegación a vela. Probablemente sea “defecto profesional”. Pero también reconozco que la navegación a vela es más placentera y se antoja más marinera. Sea como sea, una vez embarcados en la compra de un velero -que suelen tener un mantenimiento más económico que las motoras- hay que considerar un plan de mantenimiento desde el principio para alargar en lo posible la vida de las velas.

rumbo a la costa con un barco de vela

Cuánto dura una vela depende de múltiples factores. Desde el material con que está confeccionada, el clima donde se suele navegar y las hora de navegación a vela que se realizan y en qué época. Como término medio se puede decir que la vida útil de una vela es de 4000 horas. Haciendo un cálculo aproximado de lo que solemos navegar se puede decir que a los 10 años la vela ha llegado a su edad de jubilación.

Este tiempo puede ser mayor o menor en atención a varios aspectos como es la exposición al sol. De hecho, la luz solar hace más daño a las velas que el viento. Y se entiende cuando recordamos que las velas se confeccionan con poliéster. Un material que se deteriora a nivel molecular cuando está expuesto a la radiación solar directa.

Con esto en mente se pueden recopilar algunos consejos que ayudan a mantener las velas en un mejor estado y prolongar su vida útil:

  1. Las velas también se deben endulzar. Lo ideal es hacerlo después de cada navegación. Pero al menos se debe tener la prudencia de endulzarlas una vez por temporada. Si es esta la frecuencia, no está demás que el endulzado consista en un lavado con jabón de pH neutro y posterior aclarado.
  2. Conviene no estibar las velas cuando están húmedas. De hecho, es preferible desplegar el velamen después de un temporal, a fin de evitar que la humedad deteriore el material y lo debilite en costuras y dobleces.
  3. Por las costuras muere la vela. Ante cualquier descosido cabe la premura de atender con aguja e hilo adecuado la urgencia a fin de evitar males mayores. Si el descocido aparece en el paño, la medida más urgente es tapar la fisura, aunque sea con cinta adhesiva. Si bien, nadie saldría a viajar con un pinchazo en sus neumáticos -y menos en la mar, donde la Ley de Murphy nos tiene aleccionados-.
  4. Desmontar las velas requiere tan solo algunas horas, pero hace que no se deterioren. Especialmente cuando se pretende invernar el barco o se estima que pasarán varios meses sin salir a navegar. Dejar la vela estibada en el enrollador de la génova no es suficiente. Cabe recordar que la baluma es la pieza que expuesta al sol.
  5. Tampoco es necesario navegar a todo trapo ni siempre conveniente. En su lugar es preferible tomar rizos y aliviar la escota. El barco trabaja a pleno rendimiento cuando pierde los pliegues de la vela. Una mayor tensión no compensa el esfuerzo de velas y escota en relación con la navegación del barco.

Para más información al respecto de la conservación de las velas aconsejo un artículo del blog de Fondear. Compañeros de mares cuya pasión por las velas rebosa en sus consejos.

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