Cinque Terre, para una sugestiva escapada

En el norte de Italia, en la costa occidental, se esconde un paraíso de nombre Cinque Terre (Cinco tierras), con dieciocho kilómetros de costa rocosa llena de bahías, calas y playas, coronadas por cinco poblaciones de belleza extrema. Bañadas por el mar de Liguria, en la provincia de La Spezia, Monterosso, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore, entre los cabos de Punta Mesco y Punta di Montenero, bien merecen una escapada.

Es uno de los principales atractivos de la llamada riviera liguria, un territorio en el que el mar y la tierra se funden en uno. Una cadena montañosa se extiende paralela al litoral, y de sus laderas cuelgan distintos estratos o terrazas que descienden hacia el mar con una fuerte pendiente. En las ensenadas naturales que forma la costa se esconden Monterosso al Mare, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore (de norte a sur), asomadas a un mar de colores turquesas y fondos profundos.

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Las Cinque Terre fueron declaradas por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1997. Dos años más tarde se creó el Parque Nacional de las Cinco Tierras (www.parconazionale5terre.it), que incluye un área marina protegida, con campos de boyas delante de las poblaciones de Monterosso y Vernazza y a lo largo de la costa entre Manarola y Riomaggiore, destinadas a embarcaciones deportivas de hasta 24 metros de eslora y gratuitas. Anclar está prohibido en las áreas de balizas, pero sí se puede fuera de ellas, aunque las profundidades de esta zona lo desaconsejan.

Es un destino ideal para tres o cuatro días de escapada en los meses de primavera o verano. Es aconsejable llegar en avión desde España, a los aeropuertos de Génova o Pisa. Desde allí, se puede llegar a las Cinco Tierras en tren, para luego alquilar un barco, aunque sea una neumática, o incluso mejor un gozzo italiano, y disfrutar de este bello paisaje desde el mar, pernoctando en estas pintorescas poblaciones de casitas de colores. La costa está llena de pequeñas calitas con piscinas naturales excavadas en la roca y alguna que otra cueva. También se puede hacer alguna excursión a pie, por la famosa Vía del Amor que las recorre, un sendero excavado en roca dura.

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Monterosso al Mar es la más occidental y la más poblada de las Cinco Tierras. En ella se encuentran también las playas más extensas de la región. Monterosso se sitúa en el centro de un pequeño golfo natural, protegido por una modesta escollera artificial. Cuenta con un pequeño puerto, accesible sólo para embarcaciones de dimensiones reducidas.

Más al sur se sitúa Vernazza, sobre un pequeño promontorio que se inclina hacia el mar. Su puerto garantiza un lugar seguro, en una ensenada natural que permite el atraque de barcos pequeños y medianos. La siguiente población es Corniglia, la más pequeña de las cinco, y la única que no está conectada directamente con el mar.

Manarola es la siguiente parada, con sus casas alineadas en el último tramo del río Groppo, para llegar finalmente a Riomaggiore, probablemente el más espectacular. El centro histórico, cuyo núcleo original data del siglo XIII, se sitúa en el valle del Rio Maggiore, del cual toma su nombre el pueblo, y en él las casas parecen colgar literalmente de la ladera.

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