Blas de Lezo. Una opinión sobre la exposición.

El otro día la visité con mucho interés y anhelo al entrar pero que desembocó en desazón y frustración al salir.

La exposición sobre Blas de Lezo está abierta en el Museo Naval de Madrid hasta el mes de enero de 2014, que por cierto, sorprende que a la entrada al museo de una institución oficial casi te “asalten” para pedirte una ayuda para el mantenimiento del mismo a través de la fundación que tiene. Todos sabemos de la falta de recursos que actualmente padecen multitud de organizaciones, pero es improcedente que se intenten recabar fondos de esa manera tan poco ortodoxa. El Museo del Prado también tiene una fundación de amigos del Prado y no te “entran” como indigentes del metro a solicitarte una ayuda. Aunque no soy partidario de la caridad, si de las estructuras sociales que equilibren las desigualdades, a veces por indefensión, pasotismo o pena le das una moneda a uno que pide cuando mi política no es dar de esa manera, lo mismo me sucedió en la antesala del museo cuando me “pidieron” un donativo para mantener el museo. No es propio de un organismo como el Cuartel General de la Armada.

Blas-de-Lezo

Sobre la biografía militar de Blas de Lezo está ya casi todo dicho, no hay ninguna crítica al respecto, era un gran militar, excelente marino y buen estratega.

Pero el cainismo típico de este país, donde con gran facilidad somos capaces de destruir a todos aquellos que de una manera u otra sirvieron de forma sobresaliente a sus intereses te deja el mal sabor de boca propio de quien es consciente del poco valor que dan nuestros políticos a lo largo de la historia a personajes como el que trata la muestra, terminó sus días denostado por la corona (Felipe V) a la que con tanto celo y honestidad sirvió.

La exposición intenta reavivar y recuperar la memoria de la grandeza de sus hazañas, sobretodo la del sitio de Cartagena de Indias donde humilló al almirante Vernon que muy en su papel de distinguido “british” despreció la valía de los españolitos y criollos que defendían esa ciudad colombiana, además estaba crecido y envalentonado porque poco tiempo atrás había saqueado Portobelo (Panamá) haciendo huir a sus defensores casi sin entablar batalla.

Es significativa la forma retorcida y malévola de reconocer y no reconocer la derrota-victoria de Vernon por parte de los ingleses.

En la Abadía de Westmisnter está enterrado dicho almirante y su epitafio dice:

«Sometió a Charges y en Cartagena de Indias conquistó hasta donde la fuerza naval pudo llevar la victoria».

Sin comentarios, pero plenamente elocuente de la psicología, petulancia y pretensión británicas.

Ahora que volvemos a “encontrarnos” con ellos en el conflicto gibraltareño que se inició justamente cuando los Borbones se coronaron reyes de nuestro país, a principios del mismo siglo que se trata en la exposición, es meritorio recuperar lo que lograron Lezo y sus fuerzas contra una flota superior en número de barcos, en medios y en regimientos de choque.

En ese plano la exposición no tiene desmérito.

Pero en mi opinión, que como cualquier visitante, sea más o menos enterado de las hazañas y vergüenzas de nuestras políticas tanto en ultramar como en nuestra tierra, tiene derecho a manifestar su percepción de la exposición que creo adolece de profundidad y extensión en otros aspectos de la vida del marino militar y de su tiempo, máxime cuando el título de esta es “Blas de Lezo, el valor del Mediohombre”.

No se ha tenido en cuenta ninguna de los detalles biográficos de su personalidad, de su vida, su carácter y su pensamiento al respecto de la sociedad española de aquella época. Simplemente describen todos los detalles militares de la construcción, rehabilitación y mantenimiento de los diferentes fuertes y baluartes que defendían la ciudad de Cartagena de Indias, referencian al personaje con algunos presbotes de la época sin entrar en más consideraciones, pero sin significar que el virrey Sebastián de Eslava y sus intrigas políticas hicieron flaco favor a Blas de lezo, sin embargo en la exposición hay un gran cuadro de él pero ninguna alusión a sus tácticas y oscuras intenciones, contrarias totalmente a la personalidad y buen hacer del que terminó denostado y empobrecido, el protagonista de la exposición.

Pero lo que más sorprende es el lenguaje utilizado en los murales explicativos, la semántica anacrónica a la hora de ofrecer una idea general de quienes eran unos y otros y del vínculo con sus patrias e intereses.

Creo que esos conceptos de “enemigos de España” …….inductores de la “anti España” y demás perlas lingüísticas más propias de tiempos pretéritos que de una nación que mira hacia el futuro, que maravilla con el intento recuperar del pasado aquello que tiene valor y mérito, sea de un marino o de cualquiera que permanezca olvidado en los anales históricos de manera injusta.

Francia, Holanda, Inglaterra, Portugal, España, eran coronas, aún no existía el concepto de patria tal y como hoy lo entendemos, se luchaba por el rey, no por abstracciones territoriales, ni siquiera teníamos bandera nacional aquí. En Inglaterra sí, la misma que mantienen hoy.

Las monarquías y sus aristocráticos hacedores tan pronto estaban en un lado de la barra como en el otro, su trasiego interesado sólo tenía como fin la ambición, la codicia y los deseos de poder de sus respectivas casas y sus intereses comerciales.

En los murales de la exposición donde se destacan escritos del diario de Blas de Lezo queda claro que lucha por la corona, no hay ninguna reseña que hable de patria, nación o pueblo. Eso sí, aunque estén en castellano antiguo son clarísimos en cuanto al concepto y las ideas y pretensiones nobles y honestas del marino. Nada que ver con el lenguaje político actual donde en una frase se quiere decir lo contrario y lo opuesto de lo que se habla y encima quedar bien y salir airoso. Sintomático es el devenir de bronca errática de nuestro actual parlamento.

Los responsables de la exposición debían haber cuidado más el léxico utilizado en sus textos, suenan a rancio. Quizás si hubieran utilizado una manera más actualizada de lo que son enemigos y “antis” favorecerían la comprensión de nuestra historia y acercarían a más población lo bueno, que lo hay, de nuestro pasado.

Blas de Lezo, al contrario que Nelson, cuando en enero se cierre la muestra seguirá siendo igual de ignorado, ¿hay algún Trafalgar Square (léase Plaza de Blas de Lezo) en alguna ciudad importante de España?, Nelson es conocido dentro y fuera de la Gran Bretaña, archipopularmente conocido, ¿Blas de Lezo? Pregunten a sus allegados, a sus hijos, incluso a profesores de Historia. Y lo más importante que hizo sin ni siquiera él saberlo fue, que retrasó el poderío naval, comercial y económico de los británicos ¡¡¡50!!! años, tiempo más que suficiente para que desde el poder de la metropolí española hubieran sabido planificar estrategias para no ser un país segundón o tercerón, como ahora lo somos.

Llegó Trafalgar y los españolitos listos de esos años comenzaron a barruntar la depresión colectiva que se crearía al final del XIX con la generación del 98 y todo lo que acarreó.

Un minuto de silencio por este hombre, no damos para más por estas latitudes

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3 Responses

  1. Juan

    octubre 26, 2013 7:03 pm, Responder

    La reflexión que me produce esta crónica es la de que, quizás, en este país somos demasiado dados a actitudes derrotistas, exagerando los aspectos negativos y menospreciando los positivos, sobretodo cuando estos no nos van a aportar particularmente ninguna ventaja inmediata o el mérito es cláramente de otros. Es nuestro sino … Sin embargo, otros paises pratican un comportamiento contrario: magnificando sus virtudes y disimulando, si no ocultando, sus defectos, en modo hipócrita. Las dos actitudes son censurables, creo yo.

  2. El Paisano de Jamaica

    octubre 28, 2013 2:47 pm, Responder

    Le felicito por su comentario sobre la exposición. La visité a finales de septiembre y saqué las mismas conclusiones. En el vídeo donde intentan explicar la batalla sobre Cartagena de Indias se hace referencia en varias ocasiones al conflicto entre Vernon y Wentworth, pero sin embargo se obvia en todo momento el existente entre Lezo y Eslava, de iguales proporciones o incluso mayor.

    Una buena novela sobre el tema es «El Paisano de Jamaica», en la que se narra la batalla de Cartagena de Indias con un estilo ameno pero perfectamente documentado.

    Un saludo.

  3. Miguel de Avendaño

    diciembre 7, 2014 3:07 pm, Responder

    El epitafio del Almirante Vernon se enmarca dentro de la guerra de acusaciones entre Vernon y Wentworth, fuerza terrestre y fuerza naval, nada que ver con su supuesta «psicología, petulancia y pretensión británicas». Por supuesto, nada que ver con la supuesta «forma retorcida y malévola de reconocer y no reconocer la derrota-victoria de Vernon por parte de los ingleses» que comenta usted. Si leyera historia británica escrita por historiadores británicos se daría cuenta del gran interés tanto entre los historiadores británicos como entre el público lector británico por las derrotas británicas y sus causas. Isandhlwana, Gallipoli, Monongahela, Afganistán, Yorktown, Saratoga y tantas otras derrotas: verá usted la abundantísima bibliografía.

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