Prestige: ¡¡¡Vergüenza!!! ¡¡¡Vergüenza!!!

Vaya decepción, como un ciclón ha pasado la sensación de vergüenza que se siente una vez sabida la sentencia del petrolero “Prestige”.

De nuevo la percepción de desolación arrasa y pringa, nuestra sociedad.

No existe parangón ni referencia con respecto a otros desastres producidos por hundimientos de petroleros en cualquier costa de cualquier país.

Siempre ha habido responsables, es de sentido común, ante una contaminación de las características de dicho accidente que derivó en una concatenación de despropósitos incomparable.

prestige

¿Cómo es que no hay responsables? ¿En qué país vivimos?

Algunos de los que estábamos por esos lares en aquellas fechas supimos de fuentes totalmente serias y coherentes que la decisión que se tomó no consideró las razones técnicas, sólo las políticas y además de un corto plazismo denigrante y perverso.

Cualquier persona que haga un mínimo de reflexión sabe que es mejor circunscribir los daños en un área prevista y controlada que esparcir la “mierda” a discreción y a voluntad de vientos y corrientes marinas.

La altura humana y política de los responsables de aquellos días estaba al mismo nivel que el chapapote que pretendían alejarlo para no verlo, les daban igual las consecuencias, sólo perdurar y medrar.

Y no sólo hablo de los que detentaban el poder central en esos días, también de la nefasta oposición y de la poca altura de miras de algunos representantes municipales del Psoe, especialmente del alcalde de A Coruña, que prefirió participar de la grotesca y trágica acción de alejar el petrolero hacia aguas internacionales. También del portavoz de la oposición, que teniendo sólidos argumentos técnicos en su mano, todos ellos en contra de la decisión que se tomó desde Fomento; cuando llegó el momento de interpelar al gobierno, ni siquiera los aireó.

Sólo la calle tuvo coherencia, la gente salió a protestar, tampoco sirvió para mucho, a los gobernantes les hizo más daño y les produjo más tembleque la protesta internacional procedente de Francia, Reino Unido y Portugal ante semejante locura de enmierdar a todos, al dejar a la deriva miles de toneladas de fuel que el resto de situaciones en contra de dicha medida.

El cabreo en las poblaciones litorales, especialmente las francesas fue mayúsculo, como todos, esperaban, esperábamos, una sentencia que al menos acotase y acongojase a los responsables que por acción y omisión llevaron a cabo el desastre.

Sin embargo la estupefacción de los franceses, sobretodo de los bretones, ahora que conocen la  sentencia es mayor si cabe que hace años.

Simplemente con echar una ojeada a los periódicos digitales del país vecino sientes que la ira y la impotencia de los franceses contra la justicia española es brutal; y también contra el gobierno francés, que delegó su representación en el español. ¡Que ilusos!

Piensan apelar como es lógico y seguirán apelando, a lo mejor hasta Estrasburgo y entonces quien sabe, si otros jueces, con criterios y reflexiones más propias de los peritajes técnicos sólidos que de los de sucursalidad política, inclinen la balanza hacia lo que la razón y el sentido común dictan, como un consejo de ancianos bien pensantes e imbricados en la sociedad harían.

No hace falta ser experto en leyes para dudar de las pretensiones de la sentencia, hay jurisprudencia para dar y tomar a nivel internacional y nacional, recordemos solamente lo que pasó con el “Mar Egeo” y el “Urquiola”, en la misma zona, siempre hubo responsables, fueran las navieras, los medios, o las administraciones por no levantar correctamente las cartas náuticas, o todos ellos juntos. Pero que sea sólo el capitán del barco quien tenga una condena es irrisorio e irritante.

Cuando el señor que ahora se encuentra “tomando sidrinas por Asturies” tenía un poder considerable y una soberbia inconmensurable, nadie le hizo frente ni le contrarió, probablemente pensarían que con el tiempo pagaría cara su irresponsabilidad y osadía infantil, pero no, no ha sido así, ni el cabeza de turco de Lopez-Sors, ni él mismo, han tenido que limpiarse el chapapote que ayudaron a derramar o que aún permanece donde no se ve, a muchos metros de profundidad y sus consecuencias quedan por evaluar en toda su dimensión.

Pero quizás el dedo acusador al final lo tengamos que poner en nuestro sistema judicial, ya sabemos que es lento, farragoso, con más sorpresas que un bingo de abuelos; todos consideran que hay que poner más dinero para crear mejor infraestructura judicial, por supuesto, tonto sería el que opine lo contario.

De lo que no habla nadie, al revés, siempre los enaltecen, es del poder judicial español, es de los ¡mejores del mundo!, dicen con grandilocuencia.

Pues a lo peor no, a lo peor la plantilla de jueces en sus términos generales debe hacer una aggiornamento o renovación total de todo lo que les lastra, de lo rancio de sus formas, de lo casposo de sus entornos; a lo peor es que sólo tienen una enorme cabeza para memorizar artículos y códigos, pero muy pequeña para reflexionar y aplicar justicia con criterios.

Quizás tengamos que hacer como el niño del cuento que se atrevió a decir lo contrario que todos decían al ver al Rey, ¡pero si va desnudo!, cuando los demás manifestaban ¡Majestad, que prendas tan preciosas vestís!

¡Vergüenza!

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3 Responses

  1. Juanito

    noviembre 20, 2013 6:42 pm, Responder

    La justicia es algo relativo, como todo en lo que intervienen seres humanos. Los jueces que integran el tribunal que ha juzgado los hechos del «caso prestige» son eso humanos y como tal, no son perfectos. Quiero decir con esto que las sentencias siempre son opinables según las ideas de uno y sus posibles intereses en el caso. Pero, una vez dictada, se ha de acatar y, porque no?, considerarla justa, puesto que ha sido ajustada «a derecho». Dicho esto, creo que el autor de este artículo da su opinión, a mi modo de ver, descaradamente sesgada políticamente y, de lo que no me cabe tampoco ninguna duda es que ni tenía responsabilidades en cuanto a la toma de decisiones sobre este asunto (alcalde, presidente de cofradía de pescadores, gobernador civil, delegado del gobierno, ministro ni presidente del gobierno) a quien le pudieran echar en cara las inmediatas repercusiones de abrigar un barco que está contaminando ya y con un alto potencial de riesgo de una mayor contaminación, ni tampoco de que este señor era vecino del lugar donde según él, había que haber permitido su recalada. Dicho esto con el mayor de los respetos hacia su persona.

    • Miguel Inglés

      noviembre 26, 2013 2:36 pm, Responder

      Dice entre otras cosas Juanito: «creo que el autor de este artículo da su opinión, a mi modo de ver, descaradamente sesgada políticamente»….No veo el sesgo descarado. Reparte Silos al gobierno y a la oposición: «Y no sólo hablo de los que detentaban el poder central en esos días, también de la nefasta oposición».
      ¿Tenía Juanito alguna de las responsabilidades de las que menciona?No creo que el no tener alguna de esas responsabilidades nos impida indicar nuestra opinion en cuanto a la decision de alejar o no el Prestige.
      En lo que no puedo dejar de estar de acuerdo con Juanito es que los jueces del «caso Prestige» son humanos. Lo de que si su sentencia ha sido ajustada a derecho, lo veremos. Espero que antes de otros diez años.

      • Juanito

        noviembre 29, 2013 7:59 pm, Responder

        Quizás, en lo de la «opinión descaradamente sesgada», no he sido muy comedido a la hora de valorar, lo reconozco. Pero, es que estoy muy «quemado» de los que sistemáticamente juzgan negativo cualquier actuación de los gobiernos conservadores (en este caso, del PP) por el simple hecho de serlo. En lo que me sigo manteniendo es en lo de que la decisión de las administraciones sobre no permitir el abrigo del barco fue lo natural. Entendiendo por natural lo humánamente comprensible, sin entrar en si fue justo o acertado (a toro pasado se vio que hubiese sido menos perjudicial haberlo permitido).

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