Basuras y vertidos en el mar

La contaminación marina es un hecho. Hace unos meses hacíamos una reflexión sobre las grandes balsas de plástico y basura que se han formado en el océano Pacífico. Sin embargo, no hay que olvidar otra contaminación que no se ve, la de los gases y los líquidos acumulados en las sentinas de las embarcaciones.

Sin ir más lejos de lo que nuestra necesidad nos obliga, hoy queremos traer a la palestra la normativa sobre el régimen de descarga y vertidos al mar de las embarcaciones de recreo. Diferenciando entre sólidos y líquidos, y en estos entre agua sucias y oleosas.

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Base normativa

Excluidos los veleros de regata, regulados por su propia norma, y los artefactos flotantes, como piraguas, hidropedales, etcétera, todas las embarcaciones están sujetas a la orden ministerial que regula la prevención de la contaminación de las embarcaciones de recreo (FOM/1144/2003 y sus modificaciones posteriores).

La máxima de la prevención de la contaminación es que no se produzcan derrames de aguas sucias u oleosas procedentes de las embarcaciones. Para ello se dispone que las embarcaciones con aseo deban estar provistas de depósitos en los que almacenar dichas aguas y evitar su descarga en las zonas en las que esté prohibido y limitado, de acuerdo al número de personas que puedan ir a bordo.

Régimen de descarga de las aguas sucias

Las embarcaciones abanderadas en España y las que naveguen por aguas españolas, aun siendo extranjeras, tienen prohibido descargar aguas sucias en zonas portuarias, aguas protegidas y zonas como rías, bahías, desembocaduras, aguas interiores…

No obstante, existe un determinado régimen de descarga de aguas sucias atendiendo a la distancia de costa y el equipo a bordo. Entendiendo por aguas sucias aquellas que proceden de los aseos y cocina del buque, y nunca las contenidas en la sentina del motor.

  • Dentro de las 3 millas más próximas a costa se pueden descargar las aguas que se hayan tratado en forma que no contengan sólidos ni coloración alguna.

  • De 3 a 12 millas cuando las aguas han sido tratadas con desmenuzadoras y desinfectadas, además de estar en navegación a más de cuatro nudos de velocidad.

  • Más de 12 millas si no se dispone de equipo para desmenuzar y desinfectar las aguas sucias, siempre y cuando se haga navegando a una velocidad mínima de cuatro nudos.

Régimen de descarga de las aguas oleosas, aceites y basura

Si bien las aguas sucias son contaminantes por ser fuente de infecciones y otros males, las aguas oleosas pertenecen a un tipo de contaminación a la que hay que prestar singular cuidado. Su regulación no depende de los estados ribereños, sino que procede de entes superiores, mediante protocolos internacionales con los que se estandariza la norma para todos los países.

Respecto a las basuras sólidas cabe destacar la prohibición de arrojar plásticos al mar. Sí nos podemos desprender de restos de comida siempre que estén previamente desmenuzados y nos encontremos al menos 12 millas de costa.

Al igual que los plásticos, el aceite (de cocinar o de motor), combustibles y residuos procedentes de la sentina del motor y actividades mecánicas nunca pueden ser descargados al mar. Para ello del convenio internacional MARPOL dispone que las embarcaciones deben estar dotadas de depósitos para contenerlos. Y posteriormente transferirlo a instalaciones en tierra, como punto limpio o instalaciones MARPOL situados en los puertos comerciales.

Mención aparte merecen las aguas oleosas. Aquellas que están contaminadas por aceites o combustibles, siendo el contaminante la ínfima parte de la mezcla. Para estos casos los buques deben contar con decantadores y oleómetros que impiden una descarga superior a 15 partes por millón de material contaminante. Equipos de gran coste y tamaño que raramente se encuentran en las embarcaciones recreativas. Por lo que a todas luces se consideran aguas contaminadas y se requiere su conservación a bordo hasta que puedan ser depositadas en instalaciones MARPOL o un punto limpio autorizado.

Recuerda: la salud de nuestros mares depende de nosotros.

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2 Responses

  1. Juanito

    enero 18, 2014 6:21 pm, Responder

    Este es un asunto importante y bastante controvertido por su dificultad de aplicación. Requiere por parte de los tripulantes una concienciación de que su importancia es estratégica pensando en un futuro inmediato y lejano. El esfuerzo que supone mantener esos contaminantes a recaudo hasta que las condiciones permitan su evacuación viene compensado (al menos en mi caso) por una satisfacción de haber hecho lo debido. Tengo que traer a colación el comentario de una vecino amarrista que vive en el barco con su pareja hablando sobre este asunto (él no dispone de depósito de almacenamiento por su antiguedad, aunque, curiosamente pasó la ITB) que cuando le pregunté lo que hacían con los detritus su respuesta fue: echarlos al agua, añadiendo, «de que crees que se alimentan los peces del puerto».

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