500 años de anécdotas en el canal de Panamá

La primera que vez que un europeo cruzó del océano Atlántico al Pacífico fue en septiembre de 1513, una suerte reservada a Vasco Núñez de Balboa, explorador extremeño al que la muerte le llegó a golpe de guillotina en el mismo país que ahora, 500 años después, le rinde homenaje por ser una pieza clave en el descubrimiento del mar del Sur, el océano Pacífico. Aquel hito se explotó posteriormente cuando se llegó a comprender la importancia de Panamá en los negocios, permitiendo ahorrar miles de millas de navegación y siendo un vínculo de unión de los dos grandes océanos. El canal de Panamá no solo es una ruta marítima esencial, sino que determina la economía panameña y es su razón de ser, a tenor del lema que reza en su escudo “Por mundi beneficio”.

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La ciudad de Panamá, fundada por Pedrarias Dávila, se estableció como capital de España en el Nuevo Mundo, sirviendo de puerta de entrada a lo que hoy día es el canal, muy cerca de la esclusa de Miraflores, la primera entrando por el Atlántico. La idea de Dávila, quien ordenó la muerte de Balboa, era la de hacer de Panamá un puerto base para comunicar los dos océanos. Para ello mandó construir una carretera a lo largo del istmo, facilitando una ruta de comunicaciones entre los dos mares.

Se calcula que durante el tiempo de la colonización y la explotación de los recursos naturales de América, especialmente metales preciosos, un 60% del oro atravesó esta ruta, procedente de las costas de Perú y haciendo Panamá de puerto predilecto para hacer la navegación hasta España. Los asesores de Carlos I fueron los primeros en exponer la idea de crear un canal navegable, aprovechando el lago Nicaragua y el río san Juan, que lo unía con el Atlántico. Sin embargo el proyecto quedó en agua de borrajas, fomentando la ruta por el cabo de Hornos, lo que permitía a los barcos partir directamente de los puertos pacíficos con sus bodegas cargadas de tesoros, como haría la fragata Mercedes antes de su fatídico hundimiento.

Las razones para que la ruta panameña volviera a tomar fuerza fueron dos principalmente. De una parte la invención de la máquina de vapor y su incorporación a los buques mercantes acortaba las singladuras entre puertos, por lo que al atravesar el istmo de Panamá las mercancías podían llegar mucho antes a su punto de destino. Y de otra parte la fiebre del oro de mediados del siglo XIX hizo de Panamá la mejor alternativa para cruzar de un océano a otro a los viajeros que se dirigían hacia California en busca del preciado metal. El viaje doblando el cabo de Hornos duraba hasta seis meses, un tiempo considerablemente mayor a la opción panameña.

El primer canal de Panamá no era para barcos. Se trataba de un vía férrea que permitía cruzar de uno a otro mar en algo menos de dos horas, siguiendo un recorrido paralelo al que hoy presenta el canal. Era el año de 1855.

No mucho después, en 1869, se abrió al tránsito marítimo el canal de Suez, una obra titánica que unía el Mediterráneo con el mar Rojo atravesando 195 kilómetros de tierra. Este fue el empujón que se necesitaba en América para repetir la hazaña y crear el canal de Panamá.

Finalmente el 15 de agosto de 1914 el buque Ancón realizaba el viaje por el canal de Panamá. Una obra de ingeniería en la que trabajaron cincuenta mil hombres, incluido el presidente estadounidense Theodore Roosevelt, después del fracaso del proyecto francés, permitiendo la compra de la obra por parte de Estados Unidos. Aunque las cifras oficiales bailan ligeramente, se calcula que más de veinte mil hombres (el 20% españoles) perdieron la vida en la construcción del canal, pero no por accidentes laborales, sino por enfermedades transmitidas por mosquitos.

Hoy el canal está bajo la jurisdicción de Panamá; cuenta con dos pares de esclusas en el lado atlántico: Miraflores y Pedro de Miguel; y tres pares en el lado pacífico: las esclusas de Gatún. Según los cálculos de la Administración del canal el 5% del tráfico marítimo mundial pasa por Panamá, lo que supone bombear doscientos millones de litros de agua en cada operación de tránsito, lo que contribuye a considerar al canal como la octava maravilla del mundo, sin contar con la obra iniciada en 2007 por un consorcio donde participa Sacyr y que tiene como objetivo doblar el número de esclusas y permitir el tránsito de más cuarenta barcos diarios, siendo estos de mayor arqueo y calado a los Panamax que atraviesan ahora de un mar a otro en menos de 24 horas, superando un desnivel de 26 metros, la altura sobre el nivel del mar del lago Gatún.

El peaje por cruzar el canal de Panamá es función del arqueo del buque, calculado según los criterios de la Administración del canal. La tarifa media ronda los 39 000 €, aunque la mayor cuantía la pagó el buque MSC Fabienne que abonó 233 020 € y el pago mínimo lo hizo el nadador Richard Halliburton en 1928 abonando 26 céntimos.

Enlace del vídeo del tránsito del canal de Panamá en 24 horas.

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